lunes, 25 de julio de 2011

Luna Cornata

La luz afecta a los materiales que alcanza determinando en ellos cambios visibles (piel, hojas, papel...). Si un material al que la luz puede alterar, se expone a una imagen iluminada, cambiará más intensamente donde la luz le llegue con más intensidad, y viceversa.

Aunque los alquimistas medievales ya conocían las propiedades del cloruro de plata, la llamada "LUNA CORNATA", no será hasta 1725 que Johan H. Schulze descubra la sensibilidad a la luz de algunos compuestos químicos, especialmente las sales de plata que se oscurecían rápidamente al ser expuestas a la luz.

Un siglo después, se trató de emplear estos com­pues­tos para recoger la imagen formada en la "camera obscura", recubriendo con haluros de plata una superficie plana que se exponía a la luz (Niepce, Wedgwood, Daguerre y Talbot).

Las primeras imágenes eran únicas y requerían exposiciones muy prolongadas (varias horas). Desde aquellos primeros experimentos hasta hoy, el progreso del material sensible o de registro, ha sido muy rápido y fructífero, llegándose muy pronto al descubrimiento del "negativo" o primer registro del que se pueden obtener copias positivas sin límite.

En los comienzos de la Fotografía, el registro de la imagen presentaba tres problemas sustanciales:

  • Hacer que las sales de plata reaccionasen a la luz en tiempos muy breves.
  • Evitar que la imagen se oscureciese al mirarla a la luz.
  • Transformar la imagen negativa resultante en otra positiva.

miércoles, 1 de junio de 2011

Los principales procesos fotográficos

La génesis del descubrimiento de la fotografía, en cuanto al registro de la imagen, tenemos que buscarla en la más remota antigüedad. Ya el hombre primitivo, al igual que algunas tribus contemporáneas nuestras, conocía las propiedades fotosensibles de algunos elementos como nuestra propia piel o las hojas de los árboles.

Realizaban dibujos decorativos sobre la propia piel colocando elementos como hojas pegadas con resinas y cuerdas que tras una larga exposición al sol retiraban y quedaba la silueta grabada sobre la piel.

En el siglo XIII Santo Tomás de Aquino (1225/27−1274), gran alquimista y discípulo de San Alberto Magno(1206−1280), habla de las propiedades de ennegrecimiento de algunas sales de plata, concretamente del cloruro de plata, al cual los alquimistas medievales denominaban luna cornata.
Es curioso destacar que los conocimientos científicos necesarios, en el terreno físico y el químico, para la obtención de imágenes fotográficas ya estaban presentes en este siglo, por lo que si a algún investigador se le hubiese ocurrido juntar esos conocimientos hoy tendríamos fotografías que documentasen la historia de la humanidad desde la edad media y no solo de los dos últimos siglos.
Fue en el siglo XVIII cuando estas propiedades fueron objeto de un estudio sistemático.
En 1727 el medico alemán Johann Schulze (1684−1744) descubre la propiedad de ennegrecimiento que tiene una mezcla de tiza, aguafuerte y nitrato de plata.

Jean Senebier (1742−1809) establece una escala sensitométrica con las variaciones producidas por distintas exposiciones a la luz.

En el año 1777 Karl Wilhelm Scheele (1742−1786) escribe Chemical observations, un detallado estudio sobre las propiedades de ennegrecimiento de las sales de plata.

En 1802 Thomas Wedgwood (1771−1805), hijo de Josiah Wedgwood, fundador de las empresas de cerámicas Wedgwood, presenta en la Royal Society, junto a su amigo y colaborador el poeta y químico Humphry Davy un método para dibujar usando la luz.

Este proceso muy simple está basado en un papel con nitrato de plata. Wedgwood colocaba hojas y otros elementos encima, lo exponía a la acción de la luz y la plata se iba ennegreciendo. Nunca consiguió fijar sus imágenes con lo que tenía que guardarlas en absoluta oscuridad y poco a poco se iban perdiendo.

Nicéphore Niepcé (1765−1833) En Mayo de 1816 consigue algunas imágenes de grabados expuestos sobre papeles con cloruro de plata, así como los primeros negativos con una cámara oscura, pero no consigue fijar estas imágenes.

Pero sigue con una idea fija, la de conseguir imágenes positivas directas, las cuales consigue a partir de 1823/24 exponiendo una placa de peltre (aleación de zinc, estaño y plomo) emulsionada con betún de Judea y se revela en aceite de lavanda. La esencia de lavanda disuelve las partes que no han recibido, o han recibido muy poca luz. De esta forma las sombras no tienen betún y reflejan la placa oscura del fondo y las partes que han recibido luz el betún permanece y refleja más luz por lo que se ven luminosas; de esta forma se ve la imagen en positivo. No obstante es posible transformar la imagen a positivo real sometiendo la placa a vapores de yodo.

De esta época es la imagen fotográfica más antigua que se conserva. Imagen obtenida desde la ventana de su laboratorio y que necesitó una exposición de aproximadamente 52 horas.